La escasez de agua está influyendo cada vez más en la forma en que los agricultores gestionan sus campos. La agricultura es responsable de aproximadamente el 70 % del consumo mundial de agua dulce y, en muchas regiones, el agua de riego es el mayor coste de producción después de la mano de obra y los fertilizantes. La programación tradicional del riego, que consiste en regar por costumbre o a intervalos fijos, a menudo da lugar a un riego excesivo o insuficiente, lo que supone un desperdicio tanto de agua como de energía.
La monitorización de la humedad del suelo se está convirtiendo en una de las herramientas más eficaces para abordar este reto. Al medir la disponibilidad de agua directamente en la zona radicular, los agricultores pueden aplicar agua solo cuando es realmente necesario. Cuando se combinan con el riego automatizado, estos sistemas reducen la brecha entre las necesidades de las plantas y las prácticas de los agricultores, lo que se traduce en un ahorro significativo tanto de agua como de costes.
El problema: uso ineficiente del agua
La mayoría de las explotaciones agrícolas se basan en un sistema de riego basado en el calendario, por ejemplo, regando cada 3-5 días independientemente de las necesidades reales de las plantas. Aunque esto reduce el riesgo de estrés en los cultivos, a menudo tiene como consecuencia:
- Un consumo excesivo de agua, lo que aumenta los costes de bombeo y energía.
- La lixiviación de nutrientes, ya que los fertilizantes se filtran más allá de la zona radicular.
- Inestabilidad en el rendimiento, cuando los suelos oscilan entre la sobresaturación y el estrés por sequía.
- Los estudios demuestran que, en muchos sistemas, entre el 30 y el 50 % del agua de riego se desperdicia efectivamente debido a estas ineficiencias.
La solución: monitorización de la humedad del suelo
Los sensores de humedad del suelo, ya sean sondas de capacitancia, tensiómetros o bloques resistivos, registran en tiempo real la cantidad de agua disponible para las plantas. Al establecer umbrales entre la capacidad de campo (la retención máxima de agua del suelo tras el drenaje) y el punto de marchitamiento (cuando las plantas ya no pueden extraer agua), se puede ajustar el riego para mantener las raíces constantemente en su zona óptima.
Este enfoque basado en datos:
Reduce el consumo de agua al evitar riegos innecesarios.
Reduce los costes asociados al bombeo de agua, la electricidad o el gasóleo.
Protege la inversión en fertilizantes al reducir la lixiviación de nutrientes.
Estabiliza los rendimientos al evitar el estrés por sequía o encharcamiento.
Ahorro de costes y sostenibilidad
Los agricultores que adoptan el monitoreo de la humedad del suelo suelen informar:
- 20-40 % menos de consumo de agua.
- 10-30 % de ahorro en costos de bombeo/energía.
- 15-25 % de ahorro en fertilizantes (al reducir la lixiviación).
- 5-15 % de mejora en el rendimiento debido a condiciones más estables del suelo.
Más allá de los aspectos económicos, la gestión precisa del agua contribuye a la conservación de las aguas subterráneas, la reducción de la escorrentía de nutrientes y sistemas de cultivo más resilientes ante la variabilidad climática.
Conclusión
El control de la humedad del suelo transforma el riego, pasando de ser una tarea basada en conjeturas a una gestión precisa. Ya sea en maizales al aire libre, huertos, cultivos de algodón con sistemas de riego por pivote o tomates de invernadero, la ciencia es clara: medir lo que importa, es decir, el agua del suelo, conduce a un uso más inteligente del agua, a menores costes y a una agricultura más sostenible.
Documented Benefits from Scientific Studies
The advantages of soil moisture–based irrigation are not theoretical; they are well documented across crops, climates, and irrigation systems. Several key studies show clear reductions in water use and improvements in irrigation efficiency:
Datta & Taghvaeian (2023), Agricultural Water Management: Review of U.S. studies: soil-water-sensor scheduling saved up to 38% water compared to traditional scheduling, with similar or improved yields.
O’Shaughnessy et al. (2023), Frontiers in Plant Science: Cotton trial in Texas using automated sensor controllers saved ≥20% irrigation under deficit strategies, while maintaining yields.
El-Naggar et al. (2020), Agricultural Water Management: In peas and beans, wireless sensor scheduling applied 27–45% less irrigation than soil-water-balance scheduling, without yield loss.
Camporese et al. (2021), Frontiers in Water: In Italian maize, soil moisture sensors cut irrigation by ~16–35 mm, with projected ~8% cost savings and no yield penalty.
Millán et al. (2020), Sensors: Hedgerow olive orchards with automatic scheduling optimized irrigation timing and distribution, improving water productivity.
de Oliveira et al. (2021), Water: Greenhouse tomato trials in Brazil using automated drip irrigation triggered by VWC thresholds showed improved WUE and yield.
Jabro et al. (2020), Sensors: Sugar beet irrigation triggered at 50% available water via Watermark® sensors enhanced water-use efficiency and reduced unnecessary applications.
Vories et al. (2021), Precision Agriculture: Cotton under center-pivot variable-rate irrigation achieved higher irrigation water-use efficiency with sensor-driven prescriptions.
Vera et al. (2021), Journal of Horticultural Science & Biotechnology: Review of dielectric soil-moisture automation reported significant water, energy, and labor savings across systems.
Lakhiar et al. (2024), Agriculture: Comprehensive review of precision irrigation found consistent WUE gains and water-use reductions with soil moisture sensors across diverse crops and climates.
